Has cogido tu billete,
te marchas sin avisar,
te has ido de viaje tu solo
y no piensas regresar.
Cada último latido
ha llegado a mi corazón,
los llevo guardados conmigo, padre,
metidos en un cajón,
en el fondo de mi alma
donde siempre tú estarás;
tú me enseñaste a ser fuerte
para poder avanzar,
en este camino de espinas
que a veces nos toca seguir,
ha sido muy duro mirarte
y ver que has llegado a sufrir.
Ahora descansas tu solo,
te has ido y dejas atrás
sembrados cariño y grandeza
y un carácter sin igual,
el tuyo padre, y el mío
que en herencia me has dejado;
has sido valiente en tu vida
y muy grande cuando te has marchado.
Papa, allí donde estés, espero que sigas cuidando de nosotras.
Virginia 26/09/2010